domingo, 2 de mayo de 2010

Mi querida, y capulla, Pastora

La Tumba del Perro de la Casa (Robinson Jeffers)

Yo he cambiado mis modos un poco;
No puedo correr ahora contigo en las tardes a lo largo de la orilla,
Excepto en una especie de sueño; y tú,
Si sueñas un momento,
Me ves allí.
Entonces deja por un rato las huellas en la puerta delantera
Donde yo acostumbraba a rasparla para salir o entrar,
Y tu abrías pronto;
deja en el suelo de la cocina
Las marcas de mi bebedero.
Yo no puedo echarme cerca de tu fuego donde solía hacerlo
Sobre la cálida piedra,
Ni al pie de tu cama; no,
Durante todas las noches quedo solo.
Pero tu pensamiento amable me ha puesto a menos de seis pies
Fuera de tu ventana donde la luz del fuego juega tan a menudo,
Y donde te sientas para leer -Y me temo que a menudo para lamentarte por mí-
Todas las noches la luz de tu lámpara yace en mi lugar.
Ustedes, hombre y mujer, viven tanto tiempo,
Es difícil pensarlos muriendo alguna vez.
Un pequeño perro se cansaría, de vivir tanto tiempo.
Espero que cuando queden
Bajo la tierra como yo,
sus vidas les parezcan
Tan buenas y alegres como la mía.
No, queridos, eso es esperar demasiado:
Ustedes no son tan bien cuidados como yo lo he sido.
Y no han conocido jamás la íntegra y apasionada
Fidelidad que yo conocí.
Sus mentes son quizás demasiado activas, demasiado complejas.
Pero conmigo siempre fueron leales.
Ustedes nunca fueron amos, sino amigos.
Yo era su amigo.
Yo los quise bien, y fui querido.
El amor profundo resiste hasta el fin y mucho más que el fin.
Si éste es mi fin, no estoy solo.
No tengo miedo.
Sigo siendo de ustedes.

***2000 - 2010***

Voy a echar de menos hasta el querer cortarte las cuerdas vocales por las noches :(

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